domingo, 20 de enero de 2013

¿Cuándo una nueva unión europea? (1 de 4)

¿Cuándo una nueva unión europea? (1 de 4)

     Como ya escribí hace tiempo, la UE se formó hace más de 60 años (entonces como CEE) para hacer frente común a la difícil situación por la que atravesaba toda Europa, tras la Segunda Guerra Mundial. Si hubo alguna reticencia, fue con Inglaterra, por su siempre actitud ambigua, insular, en sus relaciones con Europa, y por su evidente complicidad con los Estados Unidos de América. Además, su situación económica, gracias a su "coto privado" que eran los países de la Commonwealth, era mejor que los destruidos países de la Europa continental por los efectos de la segunda gran guerra.
     La evolución fue muy rápida, y esperanzadora, ya que se suprimieron los aranceles entre los Seis, si bien no había especial acuerdo para concurrir hacia una Unión Política de Europa, ni para ejercer una defensa común, al margen de la OTAN. El principal problema es que, a medida que los países anteriormente hegemónicos iban recuperándose, el espíritu de Roma del 57 se iba diluyendo y fueron primando los intereses nacionales claramente por encima de un proyecto federal de Europa. Inglaterra, hasta 1973 no entraría en la CEE, pero Francia, que en un principio había abanderado el proyecto paneuropeo, comenzó a azotar a Europa con su "gaullismo" trasnochado, que recordaba épocas colonialistas e imperialistas. Francia fue el primer palo puesto en las ruedas de la CEE. Sus exigencias en materias económicas y su afán de protagonismo supuso el primer gran frenazo al avance de la unión de Europa, que seguía sin encontrar el Norte en su política exterior común.
     A Francia se le sumó el neo-imperialismo británico a los pocos años de ingresar en la CEE, de la mano de la señorísima Margaret Thatcher, que de paso dejó para las décadas venideras el regalo (junto a su compañero de "gamberradas" Ronald Reagan) envenenado del neoliberalismo salvaje, que nos está estallando ahora delante de nuestras propias narices en forma de "Imperio monopolístico de las Finanzas". Inglaterra, al igual que Francia, era otro gallo en el corral europeo antes de que comenzaran las dos guerras mundiales en Europa y responsables (junto con Alemania) de ellas, como consecuencia de su carrera económico-armamentístico-imperialista que desde finales del XIX se encaminaron. Inglaterra fue, por sus continuas exigencias económicas y sus trabas para desarrollar una política común, el segundo gran frenazo en el desarrollo de la unión de Europa.

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