lunes, 29 de julio de 2013

Las residencias de "la tercera edad"



Hace miles de años, el hombre crecía y moría rodeado de su familia. Incluso, una vez muerto, quería estar junto a ella, para emprender el viaje al otro mundo todos juntos. Eran los tiempos de los megalitos, en los que hombre y naturaleza aún no se daban la espalda, en los que la cordura aún regía la cabeza de los humanos. Una persona era feliz en tanto estaba rodeada de las cosas que realmente le hacían feliz, sus seres queridos, su familia, el estar vivo y tener para comer. La especie humana era eso, humana. Cuánto han cambiado las cosas hoy día. Aunque ha sido un proceso evolutivo, la trayectoria del hombre como especie ha sido de alejarse de aquellos principios, de manera lenta pero irreversible. Tal es así que hoy día la especie humana se ha deshumanizado. También quiero destacar que no por ser un proceso evolutivo debe ser necesariamente sinónimo de mejora, entendida a valores humanos y naturales: si la especie humana ha evolucionado desde luego que no ha sido en esos ámbitos, por mucho que se haya esmerado en acotar su vida social con legislaciones cada vez más coercitivas.
Esta sociedad nuestra aparta a los viejos de sus vidas encerrándolos en unas muy limpias e inhumanas residencias llamadas eufemísticamente de la "tercera edad". Los que fueron niños y luego adolescentes y padres, son ahora apartados del ámbito familiar porque resultan un estorbo. Aquellos que se hicieron personas en el ámbito familiar ahora se despersonalizan en estas residencias de la "tercera edad", y aquí mueren antes de haber muerto. Su deambular por los pasillos y salones podrían ser el de almas en pena, el de espectros esperando a que Caronte los lleve al Hades. Y parecen espectros porque están carentes de iniciativa, que seguro que la tenían antes de internarlos en estas especies de prisiones blancas de muchas televisiones y ventanas luminosas. El mundo de las sombras está iluminado todo el día, qué paradoja.
Personas que entran con pequeñas limitaciones físicas contraen en poco tiempo la enfermedad de la desilusión, de la depresión, y se convierten en los espectros que dormitan en sus butacas mientras les ponen la tele para adormecerlos y llevarlos en un manto de aturdimiento hacia el zénit de la muerte. ¿Qué clase de sociedad tenemos que las personas están condenadas a este final si no tienen la suerte de morir de forma repentina? ¿Sirve de algo vivir muchos años si los últimos los pasas en los inframundos de Dante?
Me sorprendo cuando oigo hablar del "mundo desarrollado" en referencia a aquel que destierra a sus viejos, que presta a sus hijos para que unos terceros los eduquen, aquel en el que para ser feliz hay que pisar previamente las cabezas de los "competidores", en pos de una cómoda vida material, insustancial, languidecida, con un gotero siempre enganchado en las venas, inhumana, pero eso sí, muy "desarrollada". Esta sociedad vive una vida de la que no espera nada, como los personajes de la pintura impresionista. Es una sociedad que huye de las sorpresas y de los sobresaltos, que no quiere complicaciones, y se desentiende de los problemas a no ser que les afecte personalmente.
Qué orgullosos estamos de nuestro mundo desarrollado, tenemos unas máquinas eficientísimas y una tecnología superavanzada, pero se nos olvida lo principal: hemos olvidado nuestra condición humana, de pensar en nuestro prójimo y en nuestro entorno natural.
Al ser humano ya no le interesa echar raíces en un sitio, porque le molestan para poder "desarrollarse como persona". Por contra, ese mismo ser humano arranca las raíces de sus viejos porque también le molestan para seguir desarrollándose, internándolos en las verdaderas prisiones de muertos vivientes que son las residencias de la tercera edad... Todo en pos del "desarrollo personal". Me hace gracia, deberían llamarlo más bien "ambición personal a costa de lo que sea".
Esta especie humana se escuda siempre en su "desarrollo personal" para desplegar todo su egoismo en pos de lograr su ambición. De hecho, la ambición se considera una cualidad en las personas. La ambición, sobreestimada, no sólo no es una cualidad sino que debería ser un gran defecto, que puede decir mucho y mal de la persona de la que hace gala.
Concluyendo, y de vuelta a la tragedia de los viejos, el ser "humano" actual, el que no le gusta tener ataduras ni echar raíces, destierra a los viejos de su ámbito natural, arrancándole las raíces que le dan la vida. Este ser inhumano aparta la tragedia de su pulcra vida, le molesta las molestias que la vida de otros le provoca, aunque sean la de los seres que le dieron la vida. ¡Qué gran sociedad estamos construyendo!

lunes, 22 de abril de 2013

Los políticos: el reflejo de la sociedad

Estos días atrás he asistido al penoso espectáculo de un político dando una nueva patada a la historia y a la inteligencia humana. Me resulta difícil llamar señor o señora a alguien que compara unas manifestaciones reclamando mejoras (sean de la naturaleza que sean) para la sociedad con las atrocidades que llevó a cabo el nazismo en Alemania y fuera del país "deutón". Por eso prefiero llamarla sencillamente María Dolores, aunque quizás fuera mejor llamarla simplemente Dolores, para ajustarse mejor a lo que produce en unos oídos sanos sus palabras cargadas de ignorancia y veneno. No me voy a detener a rebatir esta comparación, porque el lector de estas letras tendrá más que claro en qué consistió la barbarie del nazismo, las víctimas que se llevó por delante y los medios que usaban, tanto para la ejecución final como para la represión en el día a día en las ciudades. También sabrá el lector qué significa una manifestación dentro de una democracia como la española, en los tiempos que corren. A donde quiero ir es a lo que significa que una persona que representa a un país, como miembro de su gobierno, muestre tal insensibilidad, ignorancia, simplismo, falta de escrúpulos, provincianismo, falta de respeto por hechos acaecidos en otros países, etc, etc. El decir que unas determinadas manifestaciones de personas reivindicando mejoras que consideran justas, por muy violentas que sean (que no lo son) son comparables al nazismo, además de todo lo dicho, deja entrever cosas aún más graves. Lo malo no es que una persona demuestre ser imbécil o que sea una vulgar ignorante (aunque tenga alguna diplomatura o licenciatura universitaria), sino que esa persona ha sido votada por una gran mayoría de los españoles. No solamente eso, sino que actúa así porque sabe que siempre, de lo que se dice, algo queda en el inconsciente del pueblo. Da igual que sea mentira, o que sea una barbaridad, sabe que a base de repetir las cosas, el populacho inculto va a creer que algo de verdad hay, porque si no, no lo repetirían tanto estas "respetables personas que tanto dinero tienen y a las que tanto me quiero parecer" (que pensaría uno de estos ignorantes infelices). ¿Cuál es la media intelectual que tiene la sociedad española para que tengamos unos políticos así?, y ya no lo digo por esta mujer, sino por todos los que se comportan como ella, bien sea por ignorancia o por el deseo de confundir o calumniar, si total, saben que en España sale gratis hacer afirmaciones de esta naturaleza. Da igual el color político, el caso es que, no hay más que oir y ver: la clase política que tenemos da pena. Pensar que estos políticos son los que nos representan da más pena todavía, y pensar que algunos de ellos son los que llevan las riendas de este país, con todo lo que ello representa, no es que de pena, da miedo. Efectivamente, da miedo: una persona que dice este tipo de cosas, ¿qué escala de valores tiene?, ¿por quién nos toma?. La respuesta a estas preguntas, con lo ya expuesto, se puede suponer ya: no tienen valores (son amorales); y nos toman por tontos. Piensan que una sociedad que les vota una y otra vez con todas las barbaridades que han hecho y que han dicho (repasar hemeroteca) no les merece respeto. Por eso, nuestros políticos son nuestro propio reflejo. Los defectos de los políticos son los propios defectos de nuestra sociedad. Y lo peor, en muchos casos (afortunadamente no todos), la escala de valores de políticos y personas de a pie coincide. Si aquellos no tienen valores éticos, ¿será porque nosotros no los tenemos y por tanto no se los exigimos?.

sábado, 23 de marzo de 2013

Facebook o el muro de las vanidades

     Hoy día, quien no esté enganchado en las redes sociales virtuales, no existe para los demás. No seré yo quien arremeta contra esta manera de informarse o relacionarse, que por otra parte, ofrece un gran espectro de posibilidades. Pero me hace gracia, por qué no decirlo, cómo muchos de los usuarios aparecen en sus muros de facebook, dando una imagen totalmente distinta de la que en realidad son. En esto se podría hacer todo un ensayo de psicología, y es que, de la misma manera que no hay nada mejor que jugar a un deporte colectivo para conocer a tus compañeros y rivales, algo similar ocurre con los perfiles de facebook. Como dice el título, facebook es toda una apología de las vanidades humanas, desde el que usa su muro en la creencia de que tiene un batallón de fans al otro lado esperando ansiosos que cuelgue sus últimas fotos, al que colecciona amigos, da igual para qué, pero lo importante que vayan sumando para poder decir "yo tengo 1.579 amigos", y en realidad está pensando "es que a un tipo como yo le llueven los amigos, no como tú, que sólo tienes 20".
     Hay de todo en esto del facebook, y es verdad que, a poco que observes, te das cuenta de quién es el macho "alfa" de un grupo (o quién juega a serlo), y quién está ansioso por mendigar palabras amables de estos machos, o hembras, si bien suelen ser machos los que juegan a ser "figuras-estelares-que-nadie-en-su-sano-juicio-dejaría-de-seguirlos-porque-son-muy-brillantes".
     Y yo digo, con perdón, a mí que co... me importa las cosas que sabes hacer, claro que sabrás hacer cosas, porque ya eres mayorcito, yo también sé hacer cosas y no se me ocurre mostrarlas en el facebook como si fuera un escaparate resplandeciente donde se muestran, como si de una feria se tratara, quimeras y cosas maravillosas. Además, esa forma de expresarte llena de euforia, como si estuvieras de copas todo el día, pero por favor, si tienes y pico de años, ¿a quién quieres engañar?

    Hay otro patrón que se repite insistentemente y es el que colecciona amigos. De repente te llega un aviso de que fulanito (o fulanita), que no lo has visto en tu pu... vida, y ni lo verás, te pide amistad, y no creas que es porque le haya gustado tu facebook, sino porque como eres amigo de su amigo pues por eso quiere pedirte amistad, para sumarte a su "super lista guay de gente super guapa que mola mogollón", y encima algunos hasta te piden tu fecha de cumpleaños (que no la pones en el facebook porque no te da la gana), ¿para qué la querrán, para tener otra colección, ahora de cumpleaños?¿no será para felicitarme?... pero si no me conoce de "ná", vamos vamos.
     En fin, como dijo el otro, este mundo está loco, y lo que lees en el facebook es un claro síntoma.
     Hay otra obsesión, y es la de colgar frases hechas con la firma del que supuestamente la dijo o escribió en algún momento. Salvo honrosas excepciones, son concluyentes sobre la persona que las ha colgado, dejando el listón muy bajito. Pienso yo que no es necesario enmarcar una frase para darle más trascendencia, ni utilizar la frase de algún pensador, político, etc., si lo que quieres decir lo puedes decir con tus propias palabras. Y es que algunos se hacen transparentes en el facebook: se les ve el plumero, vamos, que se les caza rápidamente. No son capaces de razonar, sólo copiar y pegar frases de otros que sí pensaron en su momento. Llega un momento que las noticias del facebook parecen una procesión de carteles ingeniosos, una cómoda manifestación de ideas alquiladas que sirven para rellenar el profundo vacío de la mente del que las copia.

     Como generalizar es siempre equivocarse, porque no todos nos comportamos bajo un mismo patrón, he de decir que hay, afortunadamente, muchas y honrosas excepciones a estas normas, porque aunque hasta el rabo todo es toro, no es oro todo lo que reluce, ni todo el monte es orégano. En fin, que toda la vida no es facebook, y facebook, facebook es.

Guerra de Iraq

 Miles de muertos, miles de heridos, miles de refugiados, cientos de miles de personas que se quedaron sin hogar... No, no estoy hablando de una guerra civil en un país del África subsahariana, con bandos desconocidos para la opinión pública occidental, estos números fueron provocados por potencias del Primer Mundo al margen de la legalidad. Los muertos de la población civil provocados por los aliados fueron cínicamente denominados por Bush  "daños colaterales", una expresión muy típicamente burguesa, muy light y edulcorada, que enmascara la sangre, la muerte y el horror de una población, que si no tenía bastante con un dictador, les vino encima el "afán democratizador" estadounidense, muy altruistas ellos, que sólo miran por el bien de la humanidad. No hablo del pueblo estadounidense, sino de una élite todopoderosa, que habita allí principalmente, que cada suma de dinero la hacen con un mínimo de 6 ceros detrás, y es la que decide qué país conviene invadir para sacar provecho, o para que no le entorpezca en sus operaciones financieras a gran escala. Todo el mundo sabía, y ahora más, que las armas de destrucción masiva eran simples escusas, y más aún que albergasen grupos terroristas de Al Qaeda: ¿cómo podía cobijar un régimen chií a un grupo terrorista sunní, si se llevan a matar?

Una vez más, nuestras instituciones sagradas quedaron en evidencia, como la ONU o la Unión Europea, y no digamos ya nuestra querida sociedad aburguesada, adormecida, inculta, indolente, llena de eufemismos, que soporta estoicamente lo que le echen mientras tenga tarjetas de crédito y centros comerciales o "ikeas" cercanos para sanar su ego. Desde el fatídico 2001 (para mí), es verdad lo que dicen los especialistas en Historia Actual de que el mundo ha cambiado, pero creo que fue 2 años después, en el 2003, cuando le diagnostiqué su enfermedad, y cada año que pasa, tengo cada vez más claro que, o hacemos algo rápido, o esto se va a la mierda muy pronto. No se trata de volver a las trincheras, o a las barricadas de la Comuna de París de 1870, sino de barrer la casa de suciedad, dejar las ventanas abiertas para que se vaya todo el olor a rancio, y sacarle brillo, para poder vivir en ella sin tener que mudarnos.

martes, 19 de marzo de 2013

viernes, 15 de marzo de 2013

Cuando matamos a nuestros fieles amigos

Hace unas noches vi un reportaje en el que se hablaba del negocio actual sobre la carne de caballo. En él salía un mercado en el que se vendían estos, bien para "vida", tal y como decían cínicamente, bien para sacrificarlos para vender su carne. En una de las imágenes se veía la cara de uno, con esos ojos grandes preciosos, nobles, fieles y negros, pero llenos de miedo. A través de ellos se podía ver el miedo a la muerte, como si presintieran lo que le deparaba su futuro inminente, porque la mayoría de los caballos que se compran en ese mercado, al parecer, son para sacrificarlos y venderlos como carne. ¡Qué barbaridad!" (pensé), sacrificamos ya hasta nuestros ancestrales compañeros de trabajo, nuestros fieles compañeros, a aquellos que jamás harían algo así con nosotros, y sobre todo, con esa sangre fría de la que sólo el ser humano es capaz. Quien haya tratado con algún caballo sabrá de lo que hablo, porque un caballo es algo más que un animal cuadrúpedo que sirve para montarlo, o para que te haga un trabajo.
Matar a un caballo, sea para sacar beneficio o no de ello, es de lo más cruel, y denota la inhumanidad a la que estamos llegando. Estamos volviendo a los tiempos de las cavernas, no respetamos nada, nada se salva de nuestro egoísmo. Pero da igual, mientras haya carne barata en las carnicerías. El hombre le da cada vez más la espalda a la naturaleza, y este hecho es sólo un detalle, pero muy significativo. Si no respetamos al entorno, no sabremos respetar el resto de cosas que forman parte de este mundo de locos. Animales como caballos o perros, compañeros nuestros y fieles seguidores allá donde hayamos ido desde hace miles de años, están sufriendo las consecuencias de la deriva del comportamiento humano de las últimas décadas: egoísmo, materialismo, nihilismo... este es el mundo de usar y tirar, de lo efímero, el mundo que flota hacia el caos, donde los hombres se comportan como borregos, o peor, como autómatas, obedeciendo los dictámenes del poder sin chistar, el mundo en el que pensar está casi prohibido o mal visto, el mundo en el que a la gente que intenta comportarse según sus principios se les considera rara y a la masa no-pensante-consumidora se le considera normal. En fin, el mundo al revés.

Te quiero mucho, demasiado - Carlos Santana

Cuando la guitarra es capaz de decir lo que las palabras no pueden, 
cuando unas notas, aparentemente normales.
van hacia el centro mismo de los sentimientos.
Cuando una melodía se convierte en un estallido de sinceridad.
Cuando sobra la voz y se abre la puerta hacia lo íntimo.
Cuando una secuencia de acordes deja de ser una canción 
y se convierte en un himno al amor más profundo.
Cuando un genio es capaz de sacar a la guitarra
todo un universo de sensaciones.
Amor, ternura, pasión, recuerdos, pasado, futuro
Sólo un genio puede hacerlo...
... es Carlos Santana